Psicólogo Álvaro Tomás
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Algunos profesionales informan de que los pacientes se quejan del exceso de test en la evaluación ps


Desde hace años, y aun hoy día, existe una gran controversia en torno al proceso de evaluación a seguir en terapia psicológica. Este dilema reside en la perspectiva psicológica con la que trabaja el terapeuta en cuestión. El debate va desde aquellos que abogan por una evaluación pormenorizada de la persona, con el fin de indagar mediante test en todos los aspectos posibles que influyen en la conducta problemática que pretendemos tratar, hasta aquellos otros que rechazan absolutamente el uso de las pruebas psicológicas, basándose tan solo en un proceso de evaluación mediante entrevista psicológica. A este respecto me gustaría señalar algunas ideas.


El proceso de evaluación en la terapia psicológica es un aspecto fundamental de la misma para el correcto desarrollo del posterior tratamiento. Es algo evidente que cuanta más información obtengamos de la persona, mayor perspectiva tendremos del caso y con mayor objetividad podremos abordarlo. No hay y, me atrevo a decir, no habrá nunca dos casos idénticos, del mismo modo que no hay dos personas iguales que se hayan criado en ambientes sinónimos. Es posible encontrarnos con personas que tienen personalidades parecidas y que se han criado en ambientes similares, pero nunca iguales. Influyen multitud de variables en la vida de una persona y por ende, en la problemática que dicha persona pueda llegar a padecer. Por todo ello, una evaluación sistemática de cada caso es, por descontado, recomendable para un tratamiento acertado. Pero esto no quita que si no se práctica de manera adecuada pueda llevar a errores de sesgo, obteniendo unos datos poco fiables, o repercutiendo negativamente en la relación terapéutica con el cliente.


Cuando, como profesionales, comenzamos un proceso terapéutico debemos informar al cliente, en la medida de lo posible, cómo será dicho proceso. Hay que transmitirle qué pasos se van a seguir y, por supuesto, con qué finalidad se van a dar esos pasos. En referencia a lo que estamos tratando en el texto, si se van a precisar dos sesiones para evaluar el caso mediante test o pruebas psicológicas, hay que decírselo a la persona, seguido de qué objetivo se persigue en esas dos sesiones y qué evalúa cada prueba. Es absolutamente imprescindible que el cliente se sienta involucrado en el proceso de terapia y sienta que su esfuerzo, su tiempo y, evidentemente, su dinero están sirviendo para algo.


Muchos de estos profesionales que consideran la evaluación mediante test como un elemento clave en la terapia, se establecen baterías de pruebas psicológicas que pasan a sus clientes según se encuentren un una categoría diagnóstica u otra. Es decir, que si tienes un problema determinado te paso este paquete de pruebas concreto. Pues bien, tan automatizado lo tienen algunos profesionales que ni se cuestionan que los clientes se cuestionen. En estos casos, en los que las personas que acuden a consulta no reciben explicación alguna de lo que acaban de hacer, salen del despacho con una incertidumbre bestial, presos de la preocupación con la que acudieron inicialmente y, como es comprensible, con muy pocas ganas de volver a ese psicólogo. En definitiva, ¿qué conseguimos actuando con tan poca profesionalidad? Pues ni más ni menos que perder clientes. A nadie le apetece llegar a un centro de psicología, acarreando unos problemas de base a las espaladas, y que le pongan entre veinte minutos y una hora a rellenar test. Eso no le apetece a nadie y más si no sabe qué se persigue con todo ello. Pero esto puede cambiar, siendo algo más motivador, si se pormenorizan los objetivos y el cliente sabe que su tiempo en consulta está siendo provechoso para su bienestar psicológico.


La persona que acude de manera voluntaria a consulta para llevar a cabo un proceso psicoterapéutico se nos presenta con unos niveles de motivación altos. Pues bien, eso hemos de aprovecharlo. Es recomendable transmitir al cliente que su paso por nuestro despacho será poco menos que beneficioso, y que cada minuto con nosotros será un paso más para su recuperación. La persona ha de percibir esto antes de cada sesión, durante y después, dado que la sensación con la que se vaya le llevará a volver a la semana siguiente, a buscar a otro profesional o a renegar de tratamiento alguno.


En conclusión, cabe decir que es de imperiosa necesidad que cuando el cliente se levante de la silla y nos estreche la mano, salga por la puerta con las ideas claras de lo que ha hecho en la sesión y que lo que ha hecho le ha servido para continuar con su proceso de cambio. No es más o menos importante el hecho en sí de pasar test o no, si no de cómo los pasamos y con qué objetivo.


¿Crees que es apropiado evaluar en psicoterapia con test, o con la entrevista bastaría?

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